CARTA AL DIRECTOR
Jorge Onrubia Pintado San Critobal de La Laguna Tenerife 11 de julio de 2012
IFNI ESPAÑA
Dice mi admirado Juan Goytisolo, en un artículo de opinión publicado en este diario (La guerra olvidada, 7 de julio), que la “legendaria relación” entre España e Ifni se remonta a la fundación de la torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña por parte de Diego García de Herrera.
Y no le falta razón. Pues son precisamente los derechos
supuestamente generados por esta posesión, situada en la actual laguna de
Jnifis y convertida en realenga en 1496 con la construcción de una nueva
fortaleza, el argumento que invoca España para, a raíz del reconocimiento realizado
en 1878, ocupar el enclave de Sidi Ifni, equivocada e interesadamente
identificado con la factoría de Santa Cruz.
Sin embargo, las relaciones directas de la Corona de
Castilla con este territorio tienen más que ver con la actividad comercial que,
desde finales del siglo XV, realizan algunos de sus súbditos en la antigua
ciudad caravanera de Tagaos, el actual Qsabi, localizado una decena de
kilómetros al oeste de Guelmim y en el mismo borde de lo que fue el límite sur
de la colonia. Esta presencia dio origen a un tratado firmado en 1499, conocido
como el pacto de la Vutata, donde se hace alusión expresa a los habitantes de
Ifni.
A resultas de este acuerdo se decide la erección de dos
nuevas fortalezas: una en la propia Tagaos y otra en la desembocadura del río
que discurre a su vera, el Asaca. La primera nunca se llegó a levantar y ésta,
conocida como San Miguel de Asaca, tuvo una vida breve. Ambos enclaves forman
parte de los yacimientos estudiados, desde 1995, en el marco de un programa
hispano-marroquí de investigaciones arqueológicas financiado, por parte
española, por el Ministerio de Cultura y la AECID.— Jorge Onrubia Pintado.
Co-director del proyecto “Investigaciones arqueológicas en la región de
Sus-Tekna
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