ARTICULO QUE POR INTERESANTE PUEDE LEERSE AUNQUE NO SEA DOS DE MAYO

                                             Punto de Fisión



                  Ifni, la guerra olvidada
02may 2013


Hoy, dos de mayo, aniversario de independencias y heroísmos, me parece una buena fecha para rememorar nuestra guerra más olvidada. Curiosamente, también la más reciente, porque pocos recuerdan que en 1957 comenzó nuestro penúltimo y grotesco episodio colonial en Marruecos, la guerra de Ifni, una guerra que casi no aparece en nuestros libros de historia, que no suele citarse más que de puntillas, como si jamás hubieran existido los cientos de españoles que perdieron la vida allí, defendiendo los despojos del imperio, un trozo de desierto y una ciudad al borde del mar, Sidi Ifni, que serían entregados diez años después sin disparar un solo tiro.
El mismísimo Franco quiso silenciar la vergüenza de aquella contienda que ponía en entredicho sus buenas relaciones con Marruecos y donde soldados de reemplazo, mal preparados y peor equipados, fueron enviados a morir como conejos. Como ha señalado Lorenzo Vidal Guardiola en La prensa y la guerra que nunca existió, los periódicos de la época apenas informaron de la magnitud del ataque que, en otoño de 1957, estuvo a punto de costarle al ejército español otro Annual. Para la prensa del régimen, lo de Ifni no era más que una revuelta de bandidos, una guerra de chiste, una guerra de broma donde las madrinas desde la Península mandaban turrón y mazapán a los soldados que pasaban las navidades en el Sahara y donde varios artistas de renombre viajaron para animarlos en aquella distante y amenazadora Nochevieja. Carmen Sevilla bailó para los legionarios y Miguel Gila se encontró en carne y hueso en medio de otra guerra que parecía calcada de sus propias y absurdas historias.
Porque nuestros soldados luchaban no contra cuatro moros mal armados sino contra una guerrilla perfectamente organizada, en ocasiones mejor equipada que las tropas españolas, y dirigida por oficiales que se habían formado en las academias militares de la Península. Iban en alpargatas, hambrientos, con viejos fusiles de la guerra civil que muchas veces no disparaban, y con granadas que no estallaban o que les estallaban en las manos. Para que no faltase de nada, los mandos españoles trajeron de las Canarias un regimiento de putas con el que montaron un burdel en pleno acuartelamiento.
Y sin embargo, entre tanta incuria, tanta indecencia y tanto despropósito, hubo actos de valor, de heroísmo y de camaradería que escaparon al toque de queda impuesto desde El Pardo. En la escasísima literatura que ha suscitado la guerra de Ifni, Rosa Huertas acaba de publicar una novela, Los héroes son mentira, donde presta voz a uno de esos héroes anónimos, su propio padre, por aquel entonces un joven teniente desplazado a Sidi Ifni. La novela de Huertas es un responso emocionado personal y familiar, pero también unánime, a todos aquellos hombres que fueron, como siempre, carne de cañón de la historia, juguetes de una política criminal y rehenes de un tiempo sin testigos. Al leerla he sentido una vez más, entre la rabia y la tristeza, un eco de aquel verso eterno del Cid (“Dios, qué buen vasallo si hubiese buen señor”) que resume la historia entera de España

3 comentarios:

  1. Sin ánimo de polémica, algunos de los recuerdos de mis propias vivencias no son ni parecidas, en términos generales, a las del autor o autora de estas líneas. Pero a fuer de ser lo más exacto posible en al menos un solo punto y podría señalar otros, quiero decir que el "burdel" estaba en plena ciudad de Ifni y no en el propio acuartelamiento. Acuartelamiento de qué unidad?
    Debe saberse también que aquellas mujeres llegaron de Canarias y eran poco más de una docena, no un regimiento.
    Estas mujeres donaron voluntariamente su sangre (una vez analizada) para las transfusiones oportunas, y aunque las monjitas del Hospital se negaron en principio, se plegaron ante las órdenes directas del General Zamalloa.
    La Guerra de Ifni sirvió entre otras cosas, para que algunos o algunas y pasados cincuenta años, vendieran sus libritos sobre algo que otros sufrimos apretando un huevo contra otro y vertiendo nuestra propia sangre sin apenas quejarnos. Yo al menos.

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  2. Amigo Juan: Este articulo lo tenia “almacenado” tal cual, es por lo que desconozco el autor o autora. Cierto que en lo de las prostitutas se ha pasado algún que otro pueblo, (debe de ser andaluz o vasco) aunque queriéndolo interpretar de forma “buenisma” puede referirse como acuartelamiento a Sidi Ifni, que lo fue, con ocho mil militares, creo que hasta cierto punto es perdonable. La guerra de Ifni Sahara es harto compleja , el poder exponerla con algo de verdad, dado que por intereses políticos inconfesables , ayudados por el tiempo, han hecho de una manipulada mentira, una verdad histórica de la que “algunos” hablan, escriben e incluso alardean de ser veteranos y de haber estado “allí”. Quedamos pocos, seguramente, muy pocos que podamos decir sobre la realidad de Ifni y si alguno escribe algo de oído que se acerque a la realidad, bienvenido sea

    Cierto que diferimos en lo de orgullo patrio, yo no luche en Ifni por la patria, luche para que no me mataran, metido en la vorágine de una guerra absurda en un territorio que como mucho podía ser una colonia, eso que antaño hacia que el mas fuerte era dueño de vidas y haciendas de los mas débiles. De hecho no fue ni colonia, y a los del SMO nos trataron como a perros
    El, o la que escribió el articulo esta dentro de mi sintonía que es, el fondo, del porque y el como de aquella guerra; dice algo del como, que en el momento actual es de agradecer, no estoy a una puta mas o menos. Un abrazo. Adolfo

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  3. Estimado Adolfo:

    En realidad no hubo tanta diferencia entre tu mili y la mía allá en Ifni.
    Ambos fuimos obligados a combatir en una guerra de la que no sabíamos nada.
    No obstante nuestras circunstancias fueron diferentes.
    Mientras tú gozaste de la presencia de tu padre hasta los veintidós o veintitrés años, yo me quedé huérfano de padre a los dos años de edad en un precario Madrid.
    Mientras tú hacías la mili obligatoria (desconozco a qué te dedicabas profesionalmente), yo me vi obligado a hacer la mili como voluntario, si quería irme cuanto antes a América, a desarrollar mis ímpetus y conocimientos profesionales que para la época no eran pocos precisamente.
    Salvando las circunstancias personales que ahora no vienen al caso, en mi caso me encontré, en un principio, disfrutando de saltar de un avión en vuelo y además cobrando un buen sueldo por hacerlo. Una vez en Ifni, tú al principio dijiste una vez, que te gustaba aquel ambiente exótico. Yo ya conocía ese ambiente pues había estado seis meses el la Legión, pero al llegar nosotros no vimos inmersos de lleno en la guerra. Naturalmente que como en todas las circunstancias de la vida, unos se adaptan mejor o peor a los cambios. Yo acepté la situación como si de un entrenamiento se tratase porque seguía pensando en irme a América cuando aquello terminara, sabiendo que aquello tampoco sería moco de pavo.
    Por eso me dediqué con empeño a fortalecer mi cuerpo y mi espíritu adaptándome como pocos a las circunstancias reinantes, hasta el punto de contagiarme, una vez ascendido allí mismo a cabo, de un espíritu patrio tan vilipendiado últimamente.
    Y mira por donde, voy y caigo herido tan gravemente que fui dado de baja para el servicio militar.
    Pero mi espíritu combativo no se dio de baja y no me vine abajo. Pensé que debía ser mi destino y que si fue en una guerra donde perdiera un pie, igual lo hubiera perdido bajo las ruedas de un tranvía en Madrid. Y seguí trabajando en mi oficio; me casé; tuve cuatro hijos, etc. , y me sigue emocionando escuchar los himnos militares.
    Y como tengo buena memoria, tengo allí guardadas las circunstancias en las que se desarrollaron los hechos en los que yo intervine directamente en la guerra. Por eso espero no molestarte demasiado que cuando leo lo que dicen otros sobre aquello, sin pajolera idea, salga a dejar constancia de que cualquiera y por aquello de quedar bien, se atreve a denunciar supuestos hechos con más mala leche que conocimientos.
    Seguiremos de charla otro día.
    Un abrazo.

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