OPINIÓN

.





Decía D. Santiago Ramón y Cajal (1852- 1934) que a diferencia de otros países europeos los españoles no tenemos el concepto de Patria Grande con su única bandera. Pasamos del negro al blanco olvidando los grises, somos individualistas y un tanto libertarios. Que razón tenía D. Santiago. Hoy tenemos en nuestra querida España un ejemplo, unos políticos mediocres, elegidos por un pueblo sin conceptos claros de lo que quieren, o si, quieren vivir de “puta madre” y que es el gobierno el quien tiene la obligación según consta en nuestra Constitución: Todo español tiene derecho a un trabajo digno, al igual que una vivienda digna, obligaciones las mínimas. Aquí entran los populistas, que con un jefe de la tribu consigue unificar esa amalgama de grupos. Unos antisistema, otros, no se sabe, muchos politólogos, otros “ninis”, los que nunca han “currado” porque cansa, pero elegidos democráticamente, porque así lo ha decido el pueblo, encantado con el sonido de la flauta que también sabe tocar el gran jefe que en la letra de la melodía, promete el oro y el moro. Ocurre que el jefe de la oposición, (PSOE) según lo ha situado también el pueblo, se encuentra cómodo con dichas amistades, así el partido que fue puntal básico de nuestra democracia, queda dirigido por alguien, que uno no sabe si está luchando por el bien de los españoles o por un puesto de trabajo, no importándole relaciones más o menos secretas con los podemitas con “y porque no”. Lo cierto es que somos lo que somos y no nos merecemos otra cosa.
Tenemos la gran suerte de ser un miembro más de Europa pero… claro, el problema es el que estamos en un sistema capitalista de libre mercado y esto necesariamente se gobierna desde el centro. El problema es, que el PSOE ha perdido el centro y escaños y el PP con más escaños queda como centro contaminado por una corrupción, vulnerable porque no ha sabido controlar, cosa que el PSOE con sus medios afines ha sabido machaconamente airearlos ocultando los suyos, si a esto unimos los cantos de sirena de una nueva extrema izquierda, nos planteamos una situación compleja. Podíamos no obstante deducir, que todos los partidos que se perpetúan en el tiempo se corrompen por lo que ante esta premisa debía de gobernar el que más votos ha tenido en las urnas con propósito de enmienda controlado por la oposición.
Soy persona mayor, mas diría un viejo que en mi juventud fui de izquierdas las de Felipe González (centro izquierda) hasta que en su tercera legislatura apareció la corrupción (cosa llamemos normal cuando se perpetúan). 


Sigo diciendo que yo soy de la Ley de Amnistía en la que Marcelino Camacho dijo: ¿Cómo podríamos reconciliarnos los que nos habíamos estado matando los 'unos a los otros, si no borrábamos ese pasado de una vez para siempre? La Ley de Memoria Histórica del Sr. Zapatero solo ha servido para indemnizar a sus afines, olvidándose de los otros, que los hubo.

                                                                             Adolfo

NO HAY QUE ABANDONAR LA LUCHA



 El Campello 7 de agosto de 2016                                                                                           
          Adolfo Cano Ruiz
       Excombatiente de Ifni
      Medalla de Campaña Ifni Sahara
     Avd. XXXXXXX  nº1  3ºI                                                                                         

                    
                                                       MINISTERIO DE ASUNTOS  EX TERIORES                                                             Eximo. Sr. D .José Manuel  García  Margallo
                                                                                         Palacio de Santa Cruz                                                                                                    Plaza de la  Provincianº1                                                                                                           28071  Madrid
                                                                                                                                              
                                                                                                                                                    
Excmo. Sr.
Soy un excombatiente de la nefasta guerra de Ifni  Sahara. El dirigirme a Vd.   no es para que interceda en nuestras  reivindicaciones de años “aparcadas”. El motivo es, nuestros muertos insepulto dejados en el ocupado territorio de Ifni  entre 1957 1958. Los cuerpos nunca se recuperaron. Es el hecho que en la actualidad, tras un acuerdo cultural Marruecos España se están realizando prospecciones arqueológicas con el fin de encontrar los restos de las torres fortificaciones levantadas en el siglo xv por la corona de Castilla en la costa occidental africana  como “pesquería” (dígase trata de esclavos, posesión de ganado  y otros beneficios).                    
Estimado Señor Cano.
 Soy la sobrina de José Osorio Ramírez, sargento del grupo de tiradores destinado en la 13ª compañía III Tabor.  Mi tío fue asesinado el 23 de noviembre de 1957 en el destacamento de Hameidouch.  Según  testigos, lo degollaron y le amputaron ambos brazos. Mi abuela murió de pena porque su cadáver nunca fue devuelto.
En la familia siempre sobrevoló la sensación de que algún día tendríamos alguna noticia, pero no ocurrió así.
En vida de mi padre intenté ir hacia aquellas tierras para averiguar alguna posibilidad de ubicación de su cuerpo, Ahora, con casi 45 años a mi espalda, sigo pensando que quizás con ayuda de algún lugareño podría resolver el misterio.
 Leyendo su artículo, me he dado cuenta que aunque fuera el único caído en aquel lugar, sería muy difícil que alguien pudiera orientarme.   Me gustaría saber su opinión al respecto     Muchísimas gracias por  todo.   Saludos.    Teresa                                                                                   
Le antepongo este escrito de Teresa, entendiendo que Vd. desconocía  estos hechos así como los 16 muertos en el puesto de Tamucha y otros  en todo el territorio de Ifni ocupado por Marruecos en noviembre de 1957 hasta el 30  junio de 1969 que en un acto de RETROCESIÓN  se le cedió definitivamente con nuestros muertos incluidos.
Es claro que me dirijo a Vd. por el cargo que nos representa, y por considerarlo persona intelectualmente capaz de resolver este doloso punto tan desconocido en nuestra historia de España. Recuperar los restos de nuestros muertos y restituirlos a sus familias, es en este particular caso más importante, creo, que la Memoria Histórica del Sr. Zapatero.
Aun considerando el que Marruecos es muy “sensible” a hechos pasados , se dé su sutileza para que las prospecciones arqueológicas en Ifni con una cierta facilidad descubran los restos de aquellos españoles  del SMO que lucharon por defender algo que no era ni patria y restituirlos a sus familiares para tener derecho a unas flores y una oración
Con mis disculpas  por dirigirme a Vd.  en momento tan delicado          Atentamente


Adolfo Cano Ruiz    DNI  1938XXX

Últimamente algunos historiadores basándose en los archivos de Simancas consideran que Santa Cruz de la Mar Pequeña tiene su origen en 1496 con los Reyes Católicos



         NO ESTOY DE ACUERDO CON ESA VERSIÓN





ÁFRICA
Un espacio dedicado a recoger la historia de la presencia española en el norte de África, olvidada, pero sin duda necesaria para entender la Historia de España y posiblemente su futuro.

Sparkline 17895
13 de agosto de 2012

ESPAÑA EN LA COSTA ATLÁNTICA DE ÁFRICA
Paralelamente a nuestra presencia en la costa mediterránea de África, se produce la incursión de España en su costa atlántica.
En  1402 se inicia la conquista de las islas Canarias con la expedición a Lanzarote de los normandos Jean de Bethencourth y Gadifer de la Salle, sujetos al vasallaje de la Corona de Castilla y con el apoyo de la Santa sede.
Entre 1448 y 1459 se produjo una crisis entre Castilla y Portugal por el control de las islas, cuando Maciot de Bethencourth vendió el señorío de la isla de Lanzarote al príncipe portugués Enrique el Navegante, lo cual no fue aceptado por los nativos y castellanos residentes en la isla que iniciaron una revuelta que expulsó a los portugueses. Gran Canaria fue conquistada directamente por la Corona de Castilla, y desde ella, comienza la conquista de las demás islas occidentales, como la Palma o Tenerife. En 1496 culmina la conquista de Tenerife, siendo la última de las islas Canarias que queda incorporadas a la Corona de Castilla.
 En 1476 Diego García de Herrera, después de conquistar algunas de las islas Canarias y vender sus derechos feudales sobre ellas a los Reyes Católicos, se estableció en las costas del denominado por entonces Mar Menor de Berbería, sobre una fortaleza a la que puso el nombre de Santa Cruz de la Mar Pequeña. Estaba localizada en una ensenada conocida en esa época por los españoles como Mar Pequeña y actualmente como Puerto Cansado. Esta primera torre desapareció en 1485, aunque para ese año ya funcionaba otra factoría llamada San Bartolomé en Cabo Juby.
Lo que fue solo una ocupación de hecho se convirtió a  partir del 4 de septiembre de 1479, con el Tratado de Alcacovas, en algo de pleno derecho. Por este tratado Castilla reconocía las posesiones de Portugal en Fez y en la costa de Guinea y, a cambio, Portugal reconocía la de Canarias para la corona española.
El reparto africano se alteró con el descubrimiento de América, lo que obligó a ambas potencias a solventar sus discrepancias con el Tratado de Tordesillas, firmado el 7 de Junio de 1494. En él además de los límites atlánticos se establecían los del norte de África: Portugal se quedaba con el reino de Fez y Castilla con el de Tremecen, las ciudades de Melilla y Cazaza y la costa africana frontera con las Canarias, desde el cabo Bojador hasta el cabo Güera y la desembocadura del río Messa.
En 1495 Los Reyes Católicos dan órdenes a Alonso Fajardo, gobernador de Canarias, de reedificar la torre de Santa Cruz. Diego de Cabrera, enviado de Fajardo, viaja a la costa africana para entablar negociaciones con los jeques locales de cara a obtener facilidades al establecimiento español. En agosto de 1496, tras la aceptación de los jeques a convertirse en vasallos de Castilla, parte hacia Mar Pequeña una flotilla de cinco buques con materiales de construcción, albañiles y una escolta de soldados, iniciándose las obras que se terminarán en noviembre de ese mismo año.
La torre tendría planta cuadrada con ocho metros de lado y varios pisos. En el superior existían troneras y la terraza estaría defendida por un muro almenado. Sus funciones serían las de defensa y atalaya. Almacenes y tiendas montadas por los comerciantes ocasionales completarían el conjunto que estaría rodeado por un muro.

En junio de 1497 los Reyes Católicos ponen bajo su salvaguarda a todos los comerciantes magrebíes y saharauis que acudieran a la factoría, salvaguarda que se extendía a los que pagaran parias que no podrían ser atacados y capturados como esclavos. El volumen de negocios que se contrataba en la torre de Santa Cruz dejaba a la Hacienda Real unos cien mil maravedíes al año. Esto llevó a plantearse una mayor implantación española en la zona.
En febrero de 1499, cinco tribus que habitaban el valle del río Draa: Tagaos, Tagamarte, Ufran, Tamanarte y Aulajamar, que los castellanos englobaban en un reino llamado Bú-Tata, se declararon vasallos de los Reyes Católicos y al año siguiente se decide la construcción de nuevas fortalezas en cabo Bojador, la desembocadura del río Asaka y cabo Nun, (desembocadura del Draa) pero el proyecto no fructifica.
Las disputas por los límites de los reinos de Fez y la costa fronteriza de Canarias llevaron a castellanos y portugueses a una nueva reunión. La convención de Sintra de 1509. Allí se estableció que la zona española en el norte de África comenzaba seis leguas al oeste del peñón de Vélez de la Gomera y se extendía hacia el este. Portugal tendría desde ese límite hacia el oeste, con toda la costa occidental menos la torre de Santa Cruz del Mar Pequeña, cuyos derechos de posesión se reconocían a España plenamente.

Santa Cruz es tomada por las tropas de los Jerifes Saaditas en 1524 y el resto de los asentamientos y factorías españolas son paulatinamente abandonados de forma que a finales del siglo XVI no queda ninguna.