OPERACIÓN DIANA







Siempre que había una operación le ponían un nombre que coincidiera con la acción a realizar, Operación Netol (producto de limpieza), Operación Gento (la rapidez de Gento, el futbolista), etc.
La operación Diana lo fue, porque la fuerza estaba compuesta por una punta de lanza. La punta estaba compuesta por el SMO, es decir, Tiradores de Ifni 1, Soria 9 y Cádiz 41, el flanco derecho por los Paracaidistas y el izquierdo por la Legión.

Relato de la Operación Diana
El 31 de enero de 1958 se efectuó una rectificación de la línea defensiva de Sidi Ifni, y para ello se tenía previsto ocupar las cotas "D" y "E", ya que éstas ofrecían una mayor seguridad en el cierre de las probables cotas de penetración del enemigo.
La Agrupación Táctica "norte", al mando del teniente coronel Antonio Delgado Álvarez, tenía bajo su mando el IV Tabor de Tiradores, la I Bandera Paracaidista del Ejército de Tierra y el II Tabor de Tiradores, el cual llevó a cabo un fuego de protección a esta columna.

 La Agrupación Táctica "Sur", compuesta por la VI Bandera de la Legión, el Batallón Expedicionario Soria 9, la II Bandera Paracaidista del Ejército de Tierra y el Batallón Expedicionario Cádiz 41, que sería el que apoyó con su fuego la misión de esta columna "sur", y la Reserva estaba constituida por el Escuadrón Paracaidista del Ejército del Aire, al mando de su teniente coronel (hoy general, Mariano Gómez Muñoz), y las compañías lª, 12.ª y 13ª del III Tabor del Grupo de Tiradores con fuego de morteros, y aunque el éxito estaba garantizado, la 23ª Compañía tuvo dos muertos y un sargento y un tirador heridos. Aunque el enemigo resistió con dureza, la 23ª Compañía los hizo poner en fuga. Este comportamiento tuvo la satisfacción de que por el mando. La 23ª Compañía recibió una felicitación. (Yo estuve en esa acción con la 23)  Recuerdo subir  aquella ladera interminable con fuego enemigo y tuve una repentina necesidad orgánica, así que cuerpo a tierra tuve que hacer mis necesidades. Un tiro me perforo la cantimplora que en aquella ocasión casualmente contenía agua

. El miedo a morir cuando escuchas las balas por doquier “moviliza”  todo el cuerpo en particular el “pipi-caca”. No  pocas veces había que seguir subiendo como lagartos la ladera  con los codos, y el culo al aire,se conseguía progresar  gracias a nuestros morteros que “saneaban” las alturas que no conseguía la aviación , a la que teníamos pavor por su falta de acierto.

Recuerdo que al ocupar una cota que teníamos que defender, nos encontramos con un panal de abejas, uno intentó cogerles la miel y el final fue que tuvimos que desplazarnos y crear nueva posición, en la misma cota al atardecer, así el sargento tuvo que emplazar de nuevo los puestos y como ya oscurecía nos emplazó de forma que siendo una noche muy oscura y oyendo movimiento delante del puesto empezamos a disparar y ellos también y así por contagio todos los puestos avanzados. Toda la primera línea disparando contra un enemigo inexistente. Terminó poniendo orden el teniente que con una linterna se dio cuenta de que nos habían situado un puesto y aproximadamente a 50 m justo detrás otro, por lo que nos estábamos disparando entre nosotros. Por suerte solo hubo dos heridos de poca gravedad. Nunca pensé que fuera culpa del sargento, sí de las circunstancias un tanto de tragicomedia de aquella absurda guerra.