Organización del territorio de IFNI por el Gobierno de la República de 1934

Fuente: Manuscrito de D. José Damián Cava, actual presidente de ACET 4

 

Geografía

Territorio del S.O. de Marruecos frente al archipiélago canario que ocupa una franja costera de unos 1.500 km. cuadrados sobre el océano Atlántico. Mide unos 80 km de longitud y de 25 a 30 de ancho, formando una superficie casi rectangular.
Su capital es Sidi Ifni, pequeña y única ciudad importante situada en la costa.
Relieve montañoso amesetado, con una altura máxima de 1.249 metros en el macizo erúptico de Temesguida. Abierta al mar y de comunicaciones muy difíciles con el interior. Clima cálido y seco, pero existe una gran diferencia entre el litoral y el interior. La temperatura oscila entre los 8° en invierno y los 35° en verano, aunque se llega a los 60° en la llanura reseca de Tiliuin al sur del país.
Las precipitaciones medias no pasan de 100 mm pero se da una gran variabilidad interanual, estacional y regional. Años en que se recogen menos de 60 mm suceden a otros en que las lluvias pasan de 250 mm. La corriente fría de Canarias impide la formación de lluvias de tipo monzónico localizado, con lo que la sequedad del litoral es muy alta, si bien son frecuentes las nieblas y formaciones de nubes bajas que condensan humedad por contactos con el suelo o las laderas de las montañas. En el interior, la estructura orográfica del territorio crea zonas de gran continentalidad donde la media pluviométrica desciende. La población empadronada en 1960 ascendía a 49.889 habitantes, árabes y beréberes de religión Musulmana.

Ifni, el verano de 1957 que pudo evitar una guerra

Fuente: Pax Augusta
Publicado por Gustavo Adolfo Ordoño el 4/7/2017

Costosa forma de abastecer a la ciudad y a los suministros de armas antes de construir el puerto
Justo ahora se cumplen 60 años de unos hechos que eran claros avisos de un ataque militar contra el territorio español de Ifni, situado en la costa occidental de Marruecos casi a la altura de las Islas Canarias. Pero nadie hacía caso a esos alarmantes indicios bélicos en el gobierno de Madrid. Bueno, existían unas importantes excepciones en ese escepticismo gubernamental, los gobernadores militares de esa futura provincia española. El veterano y eficiente gobernador, el general Pardo de Santayana, ya advertía en marzo de 1956 de un peligro real: la confrontación por la insurgencia que generaría la introducción de impuestos (no habituados a ellos) entre la población local. Una medida impopular pero que quería ir convirtiendo al territorio en una “provincia normalizada”, que pagase sus impuestos como cualquier otra de la península.