Después de Ifni. Capítulo 5. ¡Por fin Paris! (6/6)

Capítulo 5. ¡Por fin Paris!

Pasé en Hamburgo unos meses más de lo que tenía pensado, porque había enviado algo de dinero a mi hermano para ayudar al pequeño ‒a mis padres, buscando la niña, les salió de nuevo niño y, como lo buscaron de forma algo tardía, yo, el mediano de los tres hermanos, tenía 16 años más‒.
La idea de estar en Hamburgo hasta junio o julio la prolongué hasta finales de octubre. Después de haber pasado un invierno tan crudo, estaba disfrutando de un verano esplendido con temperaturas de hasta 18º, y mi estómago se había tranquilizado. Mis alumnas progresando ya iban tocando el pastel, lo que hacía que las niñas, al dejar el lápiz o el carboncillo y ver sus pequeñas obras con color, se sintieran con más ganas de continuar. Habían pasado la primera fase, que suele dejar en el camino a muchos que se inician en el arte, queriendo coger pinceles, lienzos y pintar una obra maravillosa cosa que hay que hacer paso a paso. Claro que me supo mal el no seguir, pero las había dejado preparadas para continuar en alguna de las escuelas de arte que había en Hamburgo. Posteriormente supe por Guillermo que las dos eran alumnas adelantadas y ya estaban haciendo obras tanto en acuarela como al óleo.

Después de Ifni. Capítulo 4. Alemania (5/6)

Capítulo 4. Alemania

Al salir del coche casi me quedo petrificado, hacía 12º bajo cero y caía una lluvia menuda que hacía daño, la ropa de abrigo que llevaba no era suficiente y me encontraba en un lugar solitario y desconocido, con la única posibilidad de entenderme de las aproximadamente cincuenta palabras de inglés aprendido en el puerto de Valencia cuando tenía unos 16 años, ‒compraba tabaco a los marineros extranjeros que llegaban al puerto de Valencia y solían hablar inglés‒. En Alemania tenían como segunda lengua el inglés, por lo que me pude, aunque con dificultad, desenvolver más o menos.
El alemán que me trajo me dejó en una plaza donde había un montacargas con capacidad de bajar coches. Se trataba de pasar una ría o canal por un túnel construido por debajo y que terminaba en Altonastrase, que era la zona portuaria, donde estaba la empresa de construcción naval Howaldtswerke en la que trabajaba un conocido de Valencia.

Después de Ifni. Capítulo 3. Luis (4/6)

Capítulo 3. Luis

Luis, era un joven de 32 años, muy buena presencia, alto, con unos ojos azules de un color especial, tenía una gran facilidad de palabra, sabia moverse y venderte la moto, pero por increíble que sea, sabía leer, sabía escribir, las cuatro reglas y poco más, tampoco le hacía falta, se había educado en la calle, donde desarrollo el sentido de la comunicación. Era de izquierdas por genética, sus padres fueron republicanos de los que se refugiaron en Francia. Hoy lo recuerdo como aquellos "charlatanes" que en una plaza, estipulaban el precio de una cosa y por la misma cantidad, te llevabas a casa una mantelería y una cubertería, cuando no, además una pluma estilográfica.

Después de Ifni. Capítulo 2. De vuelta en Valencia (3/6)

Capítulo 2. De vuelta en Valencia

Pasados unos días, volví a reintegrarme a mi trabajo en la UNL ‒Unión Naval de Levante‒, los astilleros de Valencia.
Hacía dos años que había salido de la escuela de la empresa y me había incorporado como ajustador, fue unos meses antes de ser llamado a cumplir mi SMO... Regresé en mal momento, habían cambiado la dirección de la empresa y empezaban a reestructurar el sistema de trabajo por uno de productividad. En el sistema anterior te daban un trabajo a realizar en un tiempo, si lo terminabas en un periodo menor tenías un coeficiente de tiempo que se acumulaba en el sueldo. A este sistema se le denominaba "a destajo".

Después de Ifni. Capítulo 1. Después de Ifni (2/6)

Capítulo 1. Después de Ifni

Mi SMO ‒Servicio Militar Obligatorio‒ lo fue inmerso en una guerra sobrevenida, en Ifni, durante dieciséis meses, en su mayor parte cumpliendo con el absurdo deber de defender, con un fusil Máuser remendado de la Guerra Civil, un territorio que no era ni patria, frente a un enemigo al que debías matar, por sobrevivir. Un SMO en un territorio inhóspito tratado como un perro famélico, luchando contra el moro astuto, donde me dejé parte de mi juventud y la sonrisa. Me casaron con la muerte, me divorciaron en junio de 1958, dejando atrás, en el eco de las vaguadas, los gritos de dolor y muerte, acompañados de explosiones de mortero y el eco del disparo «¡Pa! ¡Cum!», llamados "Pacos", o de los que venían rebotados que sonaban como abejorros haciendo grandes destrozos. Salí de aquel infierno que fue Ifni hacia Las Palmas de Gran Canaria, terminando por mar en Cádiz.

Después de Ifni. Prólogo (1/6)

Introducción

Estos son los primeros cinco capítulos de la autobiografía, inconclusa, que Adolfo Cano estaba escribiendo durante los meses anteriores a su fallecimiento. En ella cuenta sus vivencias desde su salida de Ifni, al finalizar el Servicio Militar Obligatorio, cumplido durante la Guerra de Ifni-Sáhara, de lo que dejó constancia en su libro titulado "Ifni 1957-1958. Sin memoria histórica" (Punto Rojo, 2017), pasando por la estancia en casa de sus padres en Valencia y su posterior exilio "voluntario" a Europa.
El prólogo a esta, por desgracia breve obra, lo pone el escritor y Abogado Manuel Jorques Ortiz, también soldado en Ifni, amigo de Adolfo y cofundador, junto con él y otros veteranos, de la asociación AVILE -de la que Adolfo fue su primer presidente-.
Estos capítulos se hacen públicos gracias a la generosa autorización de la viuda de Adolfo, que nos ha permitido publicarlos.
En memoria de Adolfo Cano.
Pablo Vázquez Ramírez.